Estás aburrido…

Te aburres, el tiempo se detiene, ya no corren los segundos y cada instante se convierte en una eterna espera de pesadumbre y desesperación.

Ahora te diviertes, tu mente se llena de gozo, vives cada momento y no puedes evitar la sonrisa. Sin embargo, cada hora la experimentas como si de tan solo un segundo se tratara y el tiempo vuela. Un extenso espacio temporal te ha sido muy efímero y no entiendes el porqué.

Te preguntas como puede ser que tu sensación temporal sea variable. Pero las preguntas te avasallan y llegas a cuestionar la naturaleza del mismo tiempo, incluso llega a resultarte absurdo que toda sociedad se rija en torno a algo que desconocemos.

Te das cuenta de que la percepción del tiempo es imperfecta, puesto que dependiendo de si estás aburrido o si te estás divirtiendo es distinta, y piensas que, por tanto, dicha apreciación ha de ser algo aprendido por el ser humano. Esto lo argumentas con la idea de que toda habilidad innata se rige de una manera regular, constante y sin excepciones. Pero no ves viabilidad a esta teoría, pues piensas que el ser humano sin esa noción de tiempo carece de existencia y no te imaginas la manera mediante la cual puede llegar a adquirirse.

Tus reflexiones se dirigen hacia caminos más científicos y concibes el tiempo como una cuarta dimensión. Dimensión en la cual tan solo nos desplazamos en una única dirección y sentido con una velocidad variable de tu estado mental (sea diversión o aburrimiento). No obstante, el darte cuenta de que otras personas también se desplazan en esa dimensión a una velocidad igual a la tuya pero que, sin embargo, su sensación temporal es distinta no llegas a asimilar y concebir esta teoría científica.

Miras el reloj y caes en la cuenta de que con estas reflexiones ha pasado una hora. Piensas que has perdido una hora de tu vida o tal vez, quién sabe, que la has aprovechado al máximo con dichas reflexiones. Pero algo no dudas, ha pasado una hora y, por consiguiente, te queda una hora menos d evida.

Y llegado a este punto, cuando habías dejado toda reflexión, llegas a tu primera conclusión. ¿Qué es el tiempo? El tiempo es nuestro claro enemigo; pues corre en nuestra cuenta, a cada segundo que marca el reloj es un segundo más cerca que te encuentras de tu inevitable final.

Ante esto decides aprovechar el tiempo al máximo, disfrutar en invertir cada minuto de tu vida en algo cuya finalidad sea lo más fructífera posible.

Pero no lo olvides, el tiempo corre en tu contra… Ti, tac, tic, tac…

¿Y tú? ¿En qué inviertes tu tiempo?

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