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Introducción
Anselmo de Canterbury (1033-1109) es una de las figuras más importantes de la filosofía medieval. Como teólogo y arzobispo, buscó reconciliar la fe cristiana con la razón, desarrollando argumentos filosóficos que demostraran la existencia de Dios. Su argumento ontológico, presentado en la obra Proslogion, es considerado uno de los más profundos y debatidos en la historia del pensamiento.
Este artículo explora el contexto, el contenido y las críticas al argumento ontológico de Anselmo, mostrando cómo sigue inspirando debates filosóficos hasta hoy.
El contexto histórico y filosófico de Anselmo
Anselmo vivió en un periodo donde la escolástica florecía como el método predominante de reflexión teológica. Esta corriente buscaba utilizar la lógica y la filosofía aristotélica para entender las verdades reveladas por la fe. Anselmo, sin embargo, se destacó por su enfoque original, que integró elementos de la lógica con una profunda meditación espiritual.
Su lema, «fides quaerens intellectum» («la fe buscando entendimiento»), refleja su convicción de que la razón puede iluminar las verdades de la fe. Es en este contexto que desarrolla el argumento ontológico, una prueba a priori de la existencia de Dios.
El argumento ontológico: una demostración a priori
En el Proslogion, Anselmo plantea que la idea de Dios, entendida como «aquello mayor de lo cual nada puede pensarse» (aliquid quo nihil maius cogitari potest), implica necesariamente su existencia. El argumento puede resumirse así:
- Dios es definido como el ser máximo y perfecto, «aquello mayor de lo cual nada puede pensarse».
- Este concepto existe al menos en la mente (en el entendimiento).
- Un ser que existe tanto en la mente como en la realidad es mayor que un ser que existe solo en la mente.
- Si Dios existe solo en la mente, podría concebirse un ser mayor (uno que exista también en la realidad).
- Por lo tanto, Dios debe existir en la realidad.
El argumento es revolucionario porque no apela a la experiencia empírica, sino que se basa exclusivamente en la lógica y la definición de Dios.
¿Qué significa «aquello mayor de lo cual nada puede pensarse»?
El concepto central del argumento de Anselmo es la idea de un ser cuya grandeza y perfección son absolutas. Esto incluye atributos como la omnipotencia, la omnisciencia y la bondad infinita. Para Anselmo, esta definición no es arbitraria; surge de una comprensión intuitiva y universal de la divinidad.
El punto clave es que, al definir a Dios como el ser más perfecto, se hace lógicamente incoherente negar su existencia, ya que la no existencia sería una imperfección. En otras palabras, la existencia es un atributo necesario de la perfección.
Críticas al argumento ontológico
El argumento ontológico ha sido objeto de críticas desde su formulación. Una de las primeras provino de Gauniló, un monje contemporáneo de Anselmo, quien escribió En nombre del necio. Gauniló argumentó que la lógica del argumento podía aplicarse a conceptos absurdos. Utilizó el ejemplo de una «isla perfecta»: si imaginamos una isla perfecta, según el razonamiento de Anselmo, debería existir en la realidad, lo cual es claramente falso.
Anselmo respondió a Gauniló, señalando que su argumento solo es aplicable a un ser necesario, no a objetos contingentes como una isla.
Más adelante, filósofos como Kant también criticaron el argumento. Kant sostenía que la existencia no es un predicado o atributo que pueda agregarse a la definición de algo. En su opinión, el argumento ontológico confunde un concepto mental con la realidad objetiva.
La relevancia del argumento de Anselmo hoy
A pesar de las críticas, el argumento ontológico sigue siendo objeto de estudio y debate en la filosofía contemporánea. Filósofos analíticos como Alvin Plantinga han reformulado el argumento, utilizando la lógica modal para defender la posibilidad de un ser necesario. Estas versiones modernas han revitalizado el interés en el razonamiento de Anselmo, demostrando su profundidad y relevancia.
El argumento también inspira reflexiones más allá del ámbito religioso, planteando preguntas sobre la naturaleza de la existencia, los conceptos y el pensamiento humano.
Es una prueba filosófica que sostiene que, dado que Dios es «aquello mayor de lo cual nada puede pensarse», su existencia es necesaria tanto en la mente como en la realidad.
Porque la perfección implica la existencia; un ser perfecto que no exista sería menos perfecto que uno que exista tanto en la mente como en la realidad.
Gauniló criticó su aplicación a objetos imaginarios como una isla perfecta, y Kant argumentó que la existencia no es un atributo o predicado.
Filósofos como Alvin Plantinga han reformulado el argumento utilizando la lógica modal, defendiendo la posibilidad de un ser necesario.
Es el lema de Anselmo, que significa «la fe buscando entendimiento», y refleja su creencia en que la razón puede iluminar las verdades de la fe.
Referencias
- Anselmo de Canterbury. Proslogion. 1077-1078.
- Gauniló. En nombre del necio. 1079.
- Kant, Immanuel. Crítica de la razón pura. 1781.
- Plantinga, Alvin. God, Freedom, and Evil. 1974.