Índice
Índice para la redacción
- Introducción: giro antropológico y dualismo antropológico
- Índice
- Sócrates y el autoconocimiento
- Platón y el dualismo antropológico: alma inmortal y cuerpo mortal
- Dualismo ontológico y dualismo epistemológico
- Teoría de la reminiscencia
- Muerte como separación del cuerpo y del alma
- Aristóteles: alma y cuerpo. El alma como estructura o forma interna y las tendencias naturales del ser humano.
- Teoría de la sustancia: sujeto y predicado
- Hilemorfismo
- Conclusión: resaltar las diferencias entre el dualismo antropológico platónico y el aristotélico
Introducción
La antropología, entendida como el estudio de la naturaleza y la esencia del ser humano, ocupa un lugar central en la filosofía clásica y en toda la historia de la filosofía. Los pensadores de la antigua Grecia reflexionaron profundamente sobre lo que significa ser humano, vinculando esta búsqueda a cuestiones éticas, epistemológicas y metafísicas. Vamos a explorar las contribuciones de Sócrates, Platón y Aristóteles a la antropología filosófica, centrándonos en el conocimiento de sí mismo y en la concepción de la psique.
¿Qué es la antropología?
La antropología es la disciplina que estudia al ser humano en todas sus dimensiones: su origen, su cultura, su biología y su forma de vida en sociedad. Se interesa por comprender qué nos hace humanos y cómo hemos cambiado a lo largo del tiempo.
Podemos dividir la antropología en dos grandes enfoques: la antropología física y la antropología cultural. La primera analiza la evolución biológica de nuestra especie, el estudio de los fósiles y las diferencias genéticas entre poblaciones. La segunda se centra en el comportamiento humano, las costumbres, las creencias y la forma en que las sociedades organizan su vida.
Desde la antigüedad, los filósofos se han preguntado qué es lo que distingue al ser humano de otros seres vivos. Algunos, como Aristóteles, lo definieron como un «animal racional», es decir, un ser capaz de pensar y reflexionar. Otros han destacado su capacidad de lenguaje, su creatividad o su vida en comunidad.
Sócrates y el conocimiento de sí
El mandato délfico: «Conócete a ti mismo»
Sócrates, considerado el padre de la ética filosófica, colocó el conocimiento de sí mismo en el centro de su filosofía. Esta idea está estrechamente ligada al famoso mandato inscrito en el templo de Apolo en Delfos: «Conócete a ti mismo» (gnóthi seautón). Para Sócrates, este precepto no era solo un llamado a la introspección, sino una guía para alcanzar la virtud y la sabiduría.
En los diálogos de Platón, Sócrates utiliza la mayéutica como método para ayudar a sus interlocutores a examinar sus propias creencias y descubrir la verdad dentro de sí mismos. En este proceso, el reconocimiento de la propia ignorancia («sé que no sé nada») es un paso fundamental para comenzar a desarrollar el conocimiento verdadero.
La antropología platónica
Por aquí os dejo en video en el que explico la antropología y la ética de Platón:
La dualidad alma-cuerpo en Platón
En Platón, el ser humano se compone de dos realidades distintas: el alma y el cuerpo. El cuerpo pertenece al mundo sensible, está sometido al cambio y a la corrupción, mientras que el alma pertenece al mundo inteligible, eterno e inmutable. Esta dualidad refleja la oposición entre el conocimiento sensible —limitado, confuso y engañoso— y el conocimiento intelectual, que permite acceder a las Ideas y alcanzar la verdad.
Los sentidos, por estar ligados al cuerpo, solo nos ofrecen una imagen imperfecta de la realidad: perciben lo múltiple, lo cambiante y lo aparente, pero no la esencia de las cosas. De ahí que Platón considere que el conocimiento auténtico no puede surgir de la experiencia sensible, sino del trabajo del alma cuando recuerda y contempla las Ideas que conoció antes de unirse al cuerpo. El cuerpo, con sus necesidades, deseos y pasiones, es una carga que puede desviar al alma de su verdadero fin: la sabiduría.
Por eso, la tarea del filósofo consiste en liberar el alma del dominio del cuerpo y orientarla hacia la contemplación de la verdad. En esta visión, el alma es lo que realmente define al ser humano y lo eleva hacia lo divino, mientras que el cuerpo es un instrumento necesario para la vida, pero insuficiente para alcanzar el conocimiento verdadero.
La teoría de la reminiscencia
Esta concepción se completa con la teoría de la reminiscencia (anámnesis), según la cual conocer es recordar. El alma, antes de encarnarse, contempló las Ideas eternas, y el aprendizaje no es más que el proceso por el cual recupera ese saber olvidado. Así, el conocimiento filosófico es un retorno a la verdad que el alma ya poseía, y la educación (paideia) se convierte en un arte de recordar lo que somos en lo más profundo.
Platón: la psique como principio inmortal
En la filosofía de Platón, la psique (alma) ocupa un lugar central en la comprensión del ser humano. En diálogos como Fedón y La República, Platón describe la psique como una entidad inmortal y trascendente que está en constante lucha por liberarse de las limitaciones del cuerpo y retornar al mundo de las Ideas.
Esta concepción del alma en Platón está influida por las ideas de los pitagóricos, quienes sostenían la transmigración de las almas (metempsicosis): creían que el alma es inmortal y que, tras la muerte, puede pasar a otro cuerpo según su grado de pureza. Platón adopta esta doctrina y la reformula dentro de su pensamiento. En su filosofía, el alma conserva su carácter inmortal, pero su destino no depende de un ciclo biológico, sino de su capacidad para liberarse de las ataduras del cuerpo y retornar al mundo inteligible, donde habitan las Ideas. Así, la vida humana se entiende como un proceso de purificación que permite al alma recuperar el conocimiento y la armonía perdidos al encarnarse.
La teoría tripartita del alma presentada en La República es especialmente significativa. Platón divide la psique en tres partes:
- Racional: Asociada con la búsqueda de la verdad y el gobierno del alma.
- Irascible: Relacionada con las emociones nobles, como la valentía y la ambición.
- Concupiscible: Vinculada a los deseos corporales y materiales.
La justicia, tanto en el individuo como en la polis, se logra cuando cada parte del alma cumple su función adecuada, con la razón guiando las emociones y los deseos. Conviene conocer la relación que existe en la filosofía platónica entre las partes del alma y el sistema político ideal. Para ello, te recomendamos que consultes esta entrada.
Por aquí os dejo un fragmento del diálogo platónico Fedón donde se habla del dualismo antropológico:
La antropología aristotélica
La metafísica de Aristóteles
Para Aristóteles, la sustancia (ousía) es aquello que existe por sí mismo y constituye el fundamento de todo lo demás. Es el sujeto último de las propiedades, aquello de lo que se dice algo, pero que no se dice de nada más. Por ejemplo, cuando decimos “Sócrates es sabio”, Sócrates es la sustancia —el sujeto que permanece—, mientras que sabio es un predicado, una cualidad que puede cambiar sin que Sócrates deje de ser quien es. La sustancia es, por tanto, lo que da unidad y permanencia a los seres frente al cambio, y lo que explica su identidad. A partir de esta idea, Aristóteles afirma que todo ser concreto está compuesto de materia y forma, doctrina conocida como hilemorfismo: la materia representa el principio indeterminado y potencial (lo que puede llegar a ser), mientras que la forma es el principio que actualiza y determina esa materia, haciendo que una cosa sea precisamente lo que es. Así, un bloque de mármol (materia) puede convertirse en estatua gracias a la forma que le imprime el escultor.
Por otro lado, Aristóteles formula la teoría de las cuatro causas para explicar por qué las cosas son como son:
- La causa material responde a la pregunta “¿de qué está hecho algo?” (por ejemplo, la madera en una mesa).
- La causa formal indica “qué es”, su estructura (la forma de mesa).
- La causa eficiente: aquello que origina o pone en marcha el cambio.
- La causa final explica “para qué existe”, su finalidad (servir de apoyo para colocar objetos).
Estas cuatro causas se complementan para ofrecer una comprensión completa de la realidad, que integra tanto su composición física como su finalidad, mostrando el carácter teleológico del pensamiento aristotélico.
La visión del ser humano en Aristóteles
Aristóteles desarrolla una visión del ser humano que abarca todas las dimensiones de su existencia: natural, racional, ética y política. El ser humano es, por naturaleza un animal racional, dotado de lenguaje y pensamiento.
En la Ética a Nicómaco, Aristóteles afirma que todos los seres tienden hacia un fin (telos), y que el fin propio del ser humano es la felicidad (eudaimonía), entendida como la actividad del alma conforme a la virtud. Alcanzar la felicidad implica vivir de acuerdo con la razón, moderando los deseos y cultivando las virtudes que conducen al equilibrio interior. En la Política, amplía esta idea y define al hombre como un animal político (zoón politikón), porque solo dentro de la comunidad puede desarrollar plenamente sus capacidades racionales y morales.
Así, la antropología de Aristóteles ofrece una imagen completa del ser humano: un ser natural y social que aspira a la felicidad mediante la razón, la virtud y la vida en comunidad. Esta visión unifica la biología, la ética, la política y la filosofía primera, mostrando que el conocimiento y la vida buena son dos aspectos inseparables de la misma naturaleza humana.
Aristóteles: la psique como forma del cuerpo
Aristóteles, aunque influido por Platón, desarrolla una concepción más integrada y naturalista de la psique en su obra De Anima. Para él, el alma es simplemente la forma propia de los seres vivos, es decir, la forma vital. En los objetos inertes, la forma puede ser, por ejemplo, la figura o estructura que les da su identidad (la forma de la mesa, la del triángulo, la del reloj…). En cambio, en los seres vivos, la forma no es solo una figura o estructura externa, sino el principio interno que organiza la materia corporal y le confiere vida.
Aristóteles distingue entre diferentes niveles de psique, según las funciones vitales que realizan:
- Vegetativa: Común a todas las formas de vida, responsable de la nutrición y el crecimiento.
- Sensitiva: Propia de los animales, permite la percepción sensorial y el movimiento.
- Racional: Exclusiva de los seres humanos, capacita para el pensamiento y la reflexión.
A diferencia de Platón, Aristóteles considera que el alma y el cuerpo son inseparables. La psique no es una sustancia independiente, sino una función del cuerpo vivo. Esta perspectiva enfatiza la unidad del ser humano como una entidad compuesta de materia y forma.
La salud como equilibrio del alma y del cuerpo
Tanto en Platón como en Aristóteles encontramos una estrecha relación entre la salud y la armonía interior del ser humano. Para Platón, la salud del cuerpo es reflejo de la salud del alma. En la República (444d-445b) compara la justicia en el alma con la salud en el cuerpo: así como el cuerpo está sano cuando cada órgano cumple su función en equilibrio con los demás, el alma es justa cuando la razón gobierna sobre las partes irascible y concupiscible. La enfermedad física es, por tanto, imagen de un desorden moral o espiritual. La filosofía, en este sentido, actúa como una medicina del alma que busca restaurar su armonía y conducirla hacia el bien.
Aristóteles retoma esta analogía, pero desde una perspectiva más naturalista. En su Ética a Nicómaco, la virtud moral se define como un término medio entre dos extremos, del mismo modo que la salud corporal depende del equilibrio entre exceso y defecto. La vida buena consiste en mantener esa proporción justa en los afectos y en las acciones. Además, en De Anima y en sus tratados biológicos, Aristóteles sostiene que el alma racional no puede ejercerse plenamente si el cuerpo está enfermo, pues ambos forman una unidad inseparable. De este modo, la salud es el resultado de una vida ordenada conforme a la naturaleza y la razón.
Convergencias y divergencias entre Platón y Aristóteles
Aunque Platón y Aristóteles coinciden en la importancia de la psique para entender al ser humano, sus enfoques presentan diferencias significativas. Platón adopta una visión dualista, separando el alma del cuerpo y otorgándole una naturaleza inmortal y trascendente. En contraste, Aristóteles propone una perspectiva hilemórfica, en la que alma y cuerpo forman una unidad inseparable, siendo el alma la forma que da vida al cuerpo.
Estas diferencias también se reflejan en sus concepciones éticas y políticas. Para Platón, la salvación del alma radica en su desvinculación del mundo material y en su acceso al conocimiento de las Ideas, lo que implica una vida filosófica orientada hacia la contemplación. Para Aristóteles, en cambio, la realización humana se encuentra en el equilibrio entre cuerpo y alma, mediante el desarrollo pleno de las capacidades racionales y la vida virtuosa dentro de la comunidad.
Mientras Platón idealiza un gobierno dirigido por filósofos que han accedido al conocimiento verdadero, Aristóteles opta por una concepción más pragmática de la política, considerando la politeia como el mejor sistema de gobierno, basado en la participación ciudadana y el equilibrio entre distintos regímenes políticos.
Conclusión
La antropología en la filosofía clásica representa un intento monumental por comprender lo que significa ser humano. Desde el llamado sócratico al autoconocimiento hasta las complejas teorías de la psique de Platón y Aristóteles, estos pensadores nos invitan a explorar nuestra propia naturaleza con profundidad y rigor. Sus ideas no solo iluminan el pasado, sino que también nos desafían a enfrentar las preguntas fundamentales de nuestra existencia.
Preguntas frecuentes
Este mandato insta a la introspección y al reconocimiento de la propia ignorancia como paso inicial hacia la sabiduría y la virtud.
Platón considera al alma como inmortal y separada del cuerpo, mientras que Aristóteles la ve como la forma del cuerpo, inseparable de él.
La divide en tres partes: racional (pensamiento), irascible (emociones nobles) y concupiscible (deseos corporales).
Aristóteles distingue entre psique vegetativa (nutrición), sensitiva (percepción y movimiento) y racional (pensamiento y reflexión).
Porque aborda cuestiones fundamentales sobre la naturaleza humana, la ética y el sentido de la vida, temas universales y atemporales.
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