Comentario de texto resuelto Kant

Kant y la metafísica. Kant para 2º de bachillerato

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Introducción

¿Es posible el conocimiento metafísico? ¿Podemos saber algo sobre el alma, Dios o el mundo más allá de la experiencia? Estas preguntas han obsesionado a los grandes pensadores durante siglos, pero fue Immanuel Kant quien, con una audacia intelectual sin precedentes, replanteó por completo el problema. Su «filosofía crítica» transformó la manera de entender la metafísica y marcó un antes y un después en la historia del pensamiento. La metafísica de Kant es uno de los núcleos temáticos del bloque de Filosofía Moderna en el examen EvAU y de la asignatura de Historia de la Filosofía de 2º de Bachillerato. Aparece expresamente en el epígrafe: «El debate metafísico moderno. La filosofía crítica de Immanuel Kant y el problema de la metafísica como saber«. Es, por tanto, un tema recurrente tanto en redacciones como en comentarios de texto, conceptos o preguntas de contextualización.

Comprender a Kant no es fácil. Pero es imprescindible. En este artículo te guiamos paso a paso para que domines el tema, lo comprendas con ejemplos y puedas enfrentarte al examen con garantías. Si, por otro lado, prefieres que te lo explique en formato video te dejo por aquí este video en el que explico a un nivel de 2º de bachillerato la metafísica kantiana:


¿Qué es la metafísica y por qué está en crisis en el siglo XVIII?

Durante siglos, la metafísica fue considerada la «reina de las ciencias»: aquella que se ocupa de lo que está más allá de la experiencia sensible, como el alma, Dios, el mundo en su totalidad o el ser en cuanto ser. Desde Aristóteles hasta Leibniz, pasando por Santo Tomás, la metafísica era el conocimiento más alto.

Pero con la llegada de la modernidad, todo cambió. El empirismo británico, especialmente en autores como Locke y Hume, cuestionó duramente la posibilidad de un conocimiento metafísico. David Hume, por ejemplo, llegó a decir que la metafísica tradicional no era más que «fantasía»: conceptos sin contenido, afirmaciones sin base empírica. Para Hume, si una idea no procedía de una impresión sensible, no tenía ningún valor cognoscitivo.

Kant confiesa que fue precisamente la lectura de Hume la que lo «despertó de su sueño dogmático». La crítica de la metafísica se había vuelto inaplazable.


Kant y la «revolución copernicana» de la filosofía

La gran aportación de Kant es su «filosofía crítica». En lugar de preguntarse «¿qué puedo conocer sobre el mundo?», se pregunta: «¿qué condiciones debe cumplir el conocimiento para ser posible?» Esta nueva perspectiva se conoce como «revolución copernicana», porque así como Copérnico desplazó a la Tierra del centro del universo, Kant desplaza al objeto como centro del conocimiento para situar en su lugar al sujeto cognoscente.

Para Kant, el conocimiento no se produce simplemente porque el mundo esté ahí y nosotros lo percibamos. Al contrario, el sujeto aporta formas a priori que organizan la experiencia: el espacio y el tiempo (en la sensibilidad) y las categorías del entendimiento (como causalidad, sustancia, unidad, pluralidad…). Esto significa que conocemos los fenómenos (lo que aparece), pero no las cosas en sí mismas (el noúmeno).


Los juicios analíticos/sintéticos y a priori/a posteriori: clave para entender la metafísica

David Hume fue quien introdujo una distinción clave que influirá profundamente en Kant: la diferencia entre relaciones de ideas y cuestiones de hecho. Las primeras son verdades necesarias, como las matemáticas, cuya negación implica contradicción. Las segundas son contingentes, basadas en la experiencia, como «el sol saldrá mañana». Hume afirmaba que sólo estas dos formas de conocimiento eran posibles. La metafísica no encajaba en ninguna, por lo que debía descartarse.

Kant recoge esta distinción, pero la reformula en términos más precisos. Distingue entre dos tipos de juicios:

  • Juicios analíticos: aquellos en los que el predicado está contenido en el sujeto. Ejemplo: «Todo cuerpo es extenso». No amplían el conocimiento; simplemente lo explicitan. Son necesarios y a priori.
  • Juicios sintéticos: el predicado añade algo nuevo al sujeto. Ejemplo: «Todo cuerpo es pesado». No es evidente en la definición del sujeto. Pueden ser a posteriori o, como plantea Kant, también a priori.

Y también distingue entre:

  • Juicios a posteriori: dependen de la experiencia.
  • Juicios a priori: independientes de la experiencia; universales y necesarios.

La clasificación de Hume distingue entre relaciones de ideas (necesarias, demostrables, como las matemáticas) y cuestiones de hecho (contingentes, empíricas, como los hechos observables). Kant, sin embargo, no se limita a esta dicotomía. Introduce una doble clasificación que combina dos criterios distintos: por un lado, el origen del conocimiento (a priori o a posteriori); por otro, su contenido (analítico o sintético).

Así, mientras que para Hume las verdades necesarias son tautológicas (relaciones de ideas) y no aportan conocimiento nuevo, Kant considera que existen juicios necesarios que sí amplían el conocimiento: los juicios sintéticos a priori. Estos no derivan de la experiencia, pero sí nos dicen algo nuevo sobre el mundo. Son, por tanto, el modelo que permitiría pensar una metafísica con fundamento científico.

La gran cuestión que plantea Kant es: ¿son posibles los juicios sintéticos a priori? Es decir, ¿podemos formular enunciados que amplíen nuestro conocimiento y que, sin embargo, no provengan de la experiencia? Según Kant, las matemáticas y la física contienen este tipo de juicios. Y si la metafísica aspira a ser ciencia, también debería fundamentarse en juicios sintéticos a priori. Aquí reside la posibilidad de la metafísica: justificar cómo podemos formular conocimientos universales y necesarios sobre el mundo más allá de la experiencia.


Las facultades de la mente en Kant: sensibilidad, entendimiento y razón

Para entender cómo se produce el conocimiento y por qué la metafísica tiene límites, es necesario comprender el papel de las facultades del alma humana según Kant. Esta estructura tripartita es el fundamento de su filosofía crítica. Cada facultad tiene una función específica dentro del proceso del conocimiento, y solo a través de su cooperación se hace posible el saber objetivo. La confusión de funciones o la atribución indebida de capacidades a una de estas facultades —especialmente a la razón— es lo que ha provocado, según Kant, los errores de la metafísica tradicional.

a) Sensibilidad: el origen de la intuición

La sensibilidad es la facultad receptiva, aquella por la que los objetos nos son dados. No produce conocimiento por sí sola, pero es indispensable: sin datos sensibles, no hay nada que pensar. La sensibilidad opera según dos formas puras a priori: el espacio (que ordena las intuiciones externas) y el tiempo (que ordena tanto las internas como las externas). Estas formas no provienen de la experiencia; son estructuras que el sujeto impone a los datos empíricos, permitiendo que los fenómenos aparezcan ante nosotros.

Gracias a estas formas puras, Kant cree que podemos tener conocimientos seguros en matemáticas. La geometría, por ejemplo, depende de cómo organizamos el espacio en nuestra mente, y el álgebra o la aritmética se basan en cómo ordenamos el tiempo. Cuando decimos «7 + 5 = 12», no estamos simplemente repitiendo algo obvio; en realidad, estamos uniendo dos ideas (7 y 5) y obteniendo una nueva (12), sin necesidad de comprobarlo con la experiencia. Esto es lo que Kant llama un «juicio sintético a priori»: algo que nos da nueva información y que, además, es válido siempre, aunque no lo hayamos aprendido viendo ejemplos.

Algo parecido pasa con la geometría: por ejemplo, decir que «la línea recta es la distancia más corta entre dos puntos» no es una definición, sino algo que construimos mentalmente usando el espacio que llevamos dentro. Por eso, la sensibilidad no es solo recibir información del mundo, sino también una parte activa que hace posibles estos conocimientos matemáticos tan especiales.

b) Entendimiento: el poder de pensar lo dado

El entendimiento es la facultad de juzgar, de pensar lo dado por la sensibilidad. No recibe pasivamente, sino que estructura activamente la experiencia a través de conceptos. Kant distingue aquí los conceptos empíricos (derivados de la experiencia) de las categorías, que son conceptos puros a priori. Entre ellas encontramos: causalidad, sustancia, unidad, pluralidad, etc. Estas categorías no provienen de la experiencia, sino que el entendimiento las proyecta sobre los datos recibidos por la sensibilidad. Es decir, al percibir la realidad, no la recibimos de forma caótica o desordenada, sino que el entendimiento organiza esa información aplicando estas estructuras mentales previas. Gracias a eso, podemos convertir una simple multiplicidad de sensaciones en conocimiento objetivo. Por ejemplo, solo gracias a la categoría de causalidad podemos pensar una conexión necesaria entre fenómenos, como entre el fuego y el calor.

c) Razón: la búsqueda de lo incondicionado

La razón es la facultad que va más allá del entendimiento: no se conforma con conocer fenómenos particulares, sino que busca la totalidad, lo absoluto, lo incondicionado. De ahí que genere ideas como el alma (totalidad del sujeto pensante), el mundo (totalidad de los fenómenos) o Dios (totalidad de las causas). Estas ideas no pueden ser conocidas, porque no se corresponden con ninguna intuición sensible. Pero tienen un uso regulativo: guían la investigación y permiten la unidad sistemática del conocimiento.

Cada facultad tiene su función y su límite. El error de la metafísica dogmática fue atribuir a la razón un poder que excedía su ámbito: conocer lo que está más allá de la experiencia. Kant propone, en su lugar, una metafísica crítica, que respete las condiciones de posibilidad del conocimiento humano.


La Crítica de la razón pura: ¿puede la metafísica ser ciencia?

Tras analizar cómo funciona el conocimiento a partir de las tres facultades —sensibilidad, entendimiento y razón—, Kant se pregunta si la metafísica puede alcanzar el mismo estatus que las matemáticas o la física, es decir, si puede ser una ciencia. Esta reflexión culmina en su obra más influyente, Crítica de la razón pura (1781).

Kant parte de un diagnóstico claro: la metafísica tradicional ha fracasado porque ha atribuido a la razón un poder que no le corresponde. Ha intentado conocer objetos sin tener ninguna intuición sensible de ellos. Esto ha llevado a disputas interminables, a contradicciones y a ilusiones. La razón, al buscar lo absoluto (el alma, el mundo como totalidad, Dios), sobrepasa los límites de la experiencia. Como no tiene datos sensibles que correspondan a estas ideas, cae en el error de tomarlas como objetos reales y cognoscibles, cuando en realidad no lo son.

De ahí que Kant afirme: «la metafísica, entendida como conocimiento de lo que está más allá de la experiencia, no es posible como ciencia». Sin embargo, esto no significa que haya que abandonar la metafísica por completo. Kant propone una nueva forma de metafísica, una metafísica crítica, que ya no pretende conocer objetos más allá de la experiencia, sino examinar las condiciones de posibilidad del conocimiento, de la moral y de la libertad. Se trata de una reflexión sobre los propios límites de la razón.


La metafísica como disposición natural del ser humano

Kant no elimina la metafísica, la redefine. La razón humana, por su misma estructura, necesita plantearse preguntas sobre lo absoluto. Estas ideas —el alma, el mundo, Dios— no tienen un valor cognoscitivo en el sentido estricto, pero sí regulativo: orientan la razón, dan unidad a nuestro conocimiento y nos impulsan a buscar explicaciones más amplias.

En su Crítica de la razón práctica, Kant afirma que, aunque no podamos conocer teóricamente la existencia de Dios, del alma o de la libertad, sí debemos suponerlas en el ámbito moral. Son los llamados postulados de la razón práctica: ideas necesarias para que la ley moral tenga sentido. Por tanto, aunque la metafísica no sea una ciencia, sigue siendo una disposición natural del ser humano, y tiene una función esencial tanto en el conocimiento como en la acción moral.


¿Cómo preparar el tema de Kant para el examen de 2º de bachillerato?

Kant es uno de los autores clave de cara a preparar el examen de la EvAU y tus exámenes de 2º de bachillerato. Aquí van algunos consejos prácticos:

A) En el comentario de texto

  • Lee con mucha atención: Kant utiliza un lenguaje técnico, pero siempre parte de una problemática concreta (posibilidad del conocimiento, límites de la razón…).
  • Identifica el tema: Suele ser la posibilidad o imposibilidad de la metafísica como ciencia. Ten en cuenta esto, ya que Kant es recurrente en los exámenes de 2º de bachillerato.
  • Explica bien las ideas: Cuidado con confundir «fenómeno» con «noúmeno», o sensibilidad con entendimiento. Usa ejemplos si te ayudan.
  • Contextualiza bien: Relaciona con racionalismo y empirismo. Menciona a Hume como influencia directa. Puedes citar a Descartes, Leibniz, o incluso contrastarlo con Platón.

B) En los conceptos

  • Fenómeno: lo que aparece según nuestras formas de conocer.
  • Noúmeno: la cosa en sí, incognoscible.
  • Categoría: concepto puro del entendimiento que organiza la experiencia.
  • Razón: facultad que busca lo incondicionado.

C) En la redacción

  • Desarrolla con claridad la crítica kantiana a la metafísica dogmática.
  • Compara la filosofía de Kant con la de otros autores estudiados en 2º de bachillerato como Hume (escepticismo) y Descartes (dogmatismo racionalista).
  • Introduce aplicaciones actuales: ¿Tiene sentido hoy hablar de Dios en la ciencia? ¿Cómo afecta el pensamiento kantiano a la ética o al conocimiento?

Conclusión

La metafísica kantiana no es un callejón sin salida, sino un cambio de rumbo. Nos invita a pensar no tanto «qué puedo conocer» sino «qué condiciones hacen posible el conocimiento». En tiempos de infoxificación y pérdida de sentido, la filosofía crítica kantiana sigue siendo un faro que ilumina la razón y sus límites. Y, por supuesto, Kant es una herramienta imprescindible para triunfar en el examen EvAU y en tus exámenes de 2º de bachillerato.


Preguntas frecuentes (FAQ) sobre la filosofía de Kant en 2º de bachillerato

¿Qué significa que Kant hizo una «revolución copernicana» en filosofía?

Significa que cambió el punto de vista del conocimiento: no es el sujeto quien se adapta al objeto, sino que el objeto se conforma según las estructuras del sujeto.

¿Por qué Kant dice que no podemos conocer el «noúmeno»?

Porque nuestras formas de conocer (espacio, tiempo y categorías) solo se aplican a la experiencia. El noúmeno está más allá de esa experiencia.

¿Qué papel juega Hume en la filosofía de Kant?

Hume cuestionó la causalidad y el conocimiento metafísico. Kant se propuso responderle, construyendo una teoría que explicase cómo es posible el conocimiento objetivo.

¿Es la metafísica posible según Kant?

No como ciencia en sentido estricto, pero sí como disposición natural de la razón y como investigación crítica sobre sus propios límites.

¿Qué tipo de preguntas sobre Kant pueden salir en el examen de 2º de bachillerato?

Desde un comentario de texto de la Crítica de la razón pura hasta conceptos como «categoría», «noúmeno» o redacciones sobre la posibilidad del conocimiento metafísico son cuestiones que debes manejar sobre la filosofía de Kant si estás en 2º de bachillerato.

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