¿Sabemos estudiar?

Todo universitario se ve relacionado con el estudio. Este es para una gran cantidad de jóvenes el quehacer de su vida.

Sin embargo existen numerosos estudiantes que esta tarea la hacen de manera repetitiva, sin que el estudio de por si les aporte algo más que aprobar un mero examen. Se da el caso de que actualmente una gran porción de los estudiantes se limitan a memorizar y a adquirir una serie de datos sin llegar a asimilarlos y comprenderlos.

Me dispongo a centrar mis reflexiones en como es el verdadero estudio, aquel estudio que aporta algo al desarrollo del estudiante, el ESTUDIO con letras mayúsculas.

Empecemos diciendo que para el verdadero estudio es menester sentir necesidad de estudiar el campo en cuestión. Cuando hablamos de necesidad nos referimos a una necesidad intrínseca, es decir, una necesidad que brote de ti mismo. Si se trata de una necesidad extrínseca que no es más que el medio para conseguir un fin no se puede catalogar de estudio; tal vez a esa actividad cotidianamente se la llame de tal forma pero realmente se aleja de aquello que es el verdadero estudio.

Sin esa pasión o necesidad propia el estudio no existe. Pero esto no es más que un requisito, pues esta pasión es necesaria pero no suficiente. En una época en la que tenemos a un solo click de distancia toda la información que deseamos encontrar la memorización resulta inútil. Uno puede tener la intrínseca necesidad de profundizar en el campo de la ética (por ejemplo), pero si enfoca mal esta pasión y se limita a memorizar una serie de apuntes no se puede decir que esa persona haya estudiado. Con la mera memorización uno no llega a asimilar los conceptos. Para esta asimilación el elemento clave es la comprensión; no es menester para el estudio la memorización, pero si lo es el entendimiento de los datos. De esta forma el estudio crea personas de dotes y no de datos, nótese la diferencia.

Sin embargo, la intrínseca necesidad de profundizar en un campo sumada a la comprensión siguen siendo por si solas insuficientes para que la actividad que desarrollamos se pueda catalogar como estudio. Existe un último elemento que es aquel que al sumarlo a los dos elementos antes mencionados crea la verdadera enseñanza.

Este elemento es la investigación. Puede darse el caso de que se sienta verdadera pasión por la ética (siguiendo con el ejemplo anterior) y que se comprendan los apuntes que han sido empollados, pero para que a esto se le llame estudio hay que comprobar que los conocimientos asimilados son ciertos. De tal forma que en el estudio de un campo en particular, una vez asimilada la información, el estudiante investiga, bebiendo de otras fuentes, si dicha información es verdadera.

Con la suma de la necesidad, la comprensión y la investigación se da lugar al verdadero estudio, al ESTUDIO con letras mayúsculas, el estudio que desgraciadamente se da en una minoría en comparación al gran número de falsos estudiantes. Este estudio contribuye no solo a la formación académica y profesional del estudiante, sino que además de todo esto le ayuda a formarse como persona, conociéndose a si mismo.

La pregunta es:  ¿Y tú? ¿Sabes estudiar?

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