Índice
Introducción
La relación existente entre el pensamiento político de Ernesto Laclau y el kirchnerismo da cuenta de la importancia del pensamiento político del argentino a la hora de comprender el kirchnerismo. El kirchnerismo, surgido con la presidencia de Néstor Kirchner en 2003 y consolidado bajo Cristina Fernández de Kirchner, marcó un antes y un después en la política argentina. Este movimiento logró articular un discurso que movilizó a diversos sectores sociales, desde trabajadores hasta intelectuales, y lo hizo mediante la resignificación de conceptos clave como «pueblo» y «patria».
El pensador Ernesto Laclau identificó al kirchnerismo como un caso paradigmático de su teoría sobre la hegemonía y los significantes vacíos. En este artículo, exploraremos cómo las ideas de Laclau ayudan a comprender la construcción del kirchnerismo como proyecto político hegemónico, sus estrategias discursivas, tensiones internas y relevancia en el contexto contemporáneo. En este artículo, exploraremos cómo el concepto de significante vacío permite analizar la configuración del kirchnerismo como un proyecto hegemónico, destacando sus estrategias discursivas y sus tensiones internas. Además, discutiremos la relevancia de esta perspectiva para entender los retos del kirchnerismo en el contexto político contemporáneo.
La relación de Ernesto Laclau con el kirchnerismo
Ernesto Laclau fue no solo un observador académico del kirchnerismo, sino también un referente intelectual cuyas ideas influyeron directamente en la configuración del movimiento. Laclau identificó en el kirchnerismo una expresión concreta de sus teorías sobre hegemonía y significantes vacíos, que dan cuenta de su posmarxismo, destacando cómo este movimiento logró articular demandas heterogéneas bajo un discurso común.
En entrevistas y escritos, Laclau señaló que el kirchnerismo representaba un caso ejemplar de construcción hegemónica en América Latina, donde conceptos como «pueblo» y «patria» operaron como significantes vacíos que permitieron unificar diversas demandas sociales. Su apoyo al proyecto político kirchnerista también generó debates entre sus críticos, quienes cuestionaron la aplicación de sus ideas en un contexto práctico y sus implicancias políticas.
Laclau también analizó la centralidad del antagonismo en el discurso kirchnerista, destacando cómo la identificación de enemigos políticos, como el neoliberalismo y los medios concentrados, era clave para movilizar al «pueblo» como sujeto político. Esta relación entre teoría y práctica convierte al kirchnerismo en un caso paradigmático para comprender la vigencia y aplicación de sus ideas.
El significante vacío y el «pueblo kirchnerista»
La resignificación de «pueblo» en el kirchnerismo influido por Ernesto Laclau
En la teoría de Laclau, el «pueblo» es un ejemplo clásico de significante vacío: un término que no tiene un contenido fijo, pero que puede articular diversas demandas sociales bajo un mismo paraguas simbólico. En el kirchnerismo, el «pueblo» fue resignificado para representar a una coalición heterogénea que incluía trabajadores, movimientos sociales, intelectuales y sectores marginados. Este proceso de articulación permitió integrar demandas específicas, como la lucha por los derechos humanos y la redistribución económica, en un discurso más amplio que posicionaba al kirchnerismo como la voz legítima del pueblo argentino.
Por ejemplo, el discurso sobre «los 30.000 desaparecidos» durante la dictadura militar no solo se vinculó a la memoria histórica, sino que también fue articulado como una demanda de justicia social en el presente. Esto consolidó el rol del kirchnerismo como defensor de los derechos humanos, convirtiéndolo en un eje central de su identidad política.
El antagonismo: «ellos» contra «nosotros»
El «pueblo kirchnerista» también se definió por oposición a un enemigo común, un elemento clave en la teoría laclauiana. En este caso, los «otros» fueron identificados como el neoliberalismo, los «medios concentrados» y sectores de la oligarquía. Este esquema de antagonismo permitió movilizar a sectores diversos bajo la idea de una lucha entre el pueblo y las élites, reforzando la centralidad de conceptos como «soberanía» y «justicia social».
Hegemonía y tensiones internas
La heterogeneidad como fuerza y desafío
La capacidad del kirchnerismo para articular demandas heterogéneas fue clave para su éxito inicial, pero también generó tensiones internas. La incorporación de sectores con intereses a menudo divergentes hizo que mantener la cohesión fuera un desafío constante. Esto ilustra una de las principales ideas de Laclau: la hegemonía es siempre parcial e inestable, ya que está construida sobre un terreno de conflicto permanente.
Por ejemplo, mientras algunos sectores enfatizaban la necesidad de una mayor redistribución económica, otros privilegiaban cuestiones culturales o institucionales. Estas diferencias se hicieron más evidentes en contextos de crisis económica, donde la tensión entre las expectativas populares y las limitaciones estructurales puso en riesgo la cohesión del movimiento.
El agotamiento del significante vacío
Otro aspecto clave es el riesgo de que el significante vacío pierda su capacidad de articular demandas diversas. En el caso del kirchnerismo, términos como «pueblo» y «patria» comenzaron a ser percibidos como excluyentes por sectores que no se sentían representados, lo que debilitó su hegemonía. Esto refuerza la idea de que la lucha por el significado es constante y que ningún proyecto hegemónico puede garantizar su estabilidad indefinida.
Relevancia contemporánea
En la actualidad, el kirchnerismo sigue siendo un actor clave en la política argentina, pero enfrenta nuevos desafíos para renovar su capacidad hegemónica. Las lecciones de Laclau sobre el significante vacío y la hegemonía son más relevantes que nunca para entender cómo el movimiento puede adaptarse a un panorama político y social en constante cambio. La pregunta central es cómo resignificar sus conceptos clave para seguir articulando demandas heterogéneas en un contexto de creciente fragmentación.
Conclusión
El análisis del kirchnerismo desde la teoría de Ernesto Laclau permite entender cómo los significantes vacíos pueden ser herramientas poderosas para construir hegemonías políticas en contextos de heterogeneidad social. Sin embargo, también revela las limitaciones y tensiones inherentes a estos procesos. En un escenario político donde la lucha por el significado es constante, el pensamiento de Laclau ofrece una guía indispensable para analizar y comprender las dinámicas de poder y representación en el kirchnerismo y más allá.
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Laclau apoyó al kirchnerismo y lo consideró un ejemplo práctico de su teoría sobre hegemonía y significantes vacíos.
Resignificó términos como «pueblo» y «patria» para movilizar a diversos sectores sociales y construir un proyecto hegemónico.
Es un concepto que carece de un significado fijo y que se utiliza para articular demandas sociales heterogéneas bajo un discurso común.
La heterogeneidad de las demandas que articuló generó conflictos entre sectores con intereses divergentes, especialmente en momentos de crisis económica.
Permite analizar cómo se construyen discursos hegemónicos y cómo los conceptos clave son resignificados en contextos de fragmentación social.