Índice
Introducción
El fragmento que vamos a comentar pertenece a Crepúsculo de los ídolos (1889), una de las últimas y más incisivas obras de Friedrich Nietzsche. En la sección titulada «La ‘razón’ en la filosofía», el autor realiza una crítica frontal a los pilares de la tradición filosófica occidental, centrando su ataque en el rechazo sistemático del cambio, la sensibilidad y el cuerpo. Este texto es especialmente relevante para comprender la propuesta de Nietzsche como representante de la «filosofía de la sospecha» y se enmarca dentro del bloque 4 del currículum de Historia de la Filosofía de la EBAU. El autor identifica una idiosincrasia común en los filósofos: su desconfianza hacia lo sensible y su obsesiva búsqueda de lo eterno e inmutable. A través de un lenguaje provocador y directo, Nietzsche denuncia cómo la filosofía tradicional ha servido para negar la vida. Este texto salió en la convocatoria ordinaria del año 2024 en la selectividad de la Comunidad Valenciana:
Si te interesa, aquí te dejo un video en el que explico el texto:
En caso de que hayas visto el video, tal vez te interese trabajar el texto a partir de mis subrayados:
Texto a comentar:
Usted me pregunta ¿qué cosas son idiosincrasia en los filósofos?… Por ejemplo, su carencia de sentido histórico, su odio a la representación misma del devenir, su egipticismo. Los filósofos creen tributar un honor a una cosa cuando la deshistorizan, cuando la tratan sub specie aeterni [desde la perspectiva de lo eterno], – cuando hacen de ella una momia. Todo lo que los filósofos han venido manejando desde hace milenios eran momias-conceptuales; de sus manos no salió vivo nada real. Ellos matan, ellos rellenan para disecar, esos señores que-rinden-culto-a-los-ídolos-conceptuales, cuando adoran, – se vuelven mortalmente peligrosos para todo, cuando adoran. La muerte, el cambio, la edad, así como la procreación y el crecimiento son para ellos objeciones, – incluso refutaciones. Lo que es [was ist] no deviene; lo que deviene no es… Ahora bien, todos ellos creen, incluso con desesperación, en el ente [das Seiende]. Pero como no pueden apoderarse de él, buscan razones de por qué se les retiene. “Tiene que haber una ilusión, un engaño en el hecho de que no percibamos el ente: ¿dónde se esconde el engañador?” – “Lo tenemos, gritan muy felices, ¡es la sensibilidad! Estos sentidos, que también en otras ocasiones son tan inmorales, nos engañan acerca del mundo verdadero. […]”
F. NIETZSCHE, Crepúsculo de los ídolos, “La «razón» en la filosofía”, par. 1 (trad. de J. B. Llinares)
Comentario de texto:
Tema y tesis del texto
El tema central del texto es la idiosincrasia de los filósofos, es decir, el modo característico de pensar que Nietzsche atribuye a la tradición filosófica occidental. Según el autor, esta idiosincrasia se manifiesta en una actitud común: la carencia de sentido histórico. Esta es precisamente la tesis que defiende en el fragmento. Los filósofos, afirma Nietzsche, tienden a rechazar el devenir, el cambio y el cuerpo, porque valoran únicamente lo eterno, lo inmóvil y lo inmutable. En su búsqueda de un «mundo verdadero» libre de imperfección y transitoriedad, han despreciado la realidad tal como es: histórica, corporal y sensible. Así, la idiosincrasia filosófica no es una simple orientación teórica, sino una actitud vital que delata una voluntad de negar la vida.
Explicación de las ideas principales
Nietzsche acusa a los filósofos de carecer de sentido histórico y de detestar el devenir, es decir, la realidad cambiante y concreta. Elementos vitales como la muerte, el crecimiento o la procreación son considerados por la filosofía tradicional como indicios de imperfección, cuando en realidad forman parte esencial de la existencia. Esta hostilidad hacia lo cambiante conduce a una idealización de lo eterno y lo fijo, que Nietzsche califica como «egipticismo»: una voluntad de momificar el pensamiento, de fijarlo en estructuras inmutables que lo alejan de la vida.
El cambio, para esta filosofía, no es una propiedad de lo real, sino una prueba de su falsedad. Nietzsche invierte esta perspectiva: lo que cambia es precisamente lo que existe. Por eso, negar el devenir equivale a negar la vida.
Asimismo, Nietzsche se detiene en la crítica a la sensibilidad. Los sentidos, lejos de ser un instrumento válido de conocimiento, han sido presentados como engañadores. Esta sospecha ha llevado a los filósofos a desconfiar del placer, al que consideran inmoral, y a elaborar una visión ascética del ser humano que niega el cuerpo. En definitiva, la filosofía ha contribuido a construir un «mundo verdadero» opuesto al mundo de la experiencia, desvalorizando este último como mera apariencia.
Contextualización histórico-filosófica
El texto se inscribe en el pensamiento de Friedrich Nietzsche (1844-1900), figura clave de la filosofía contemporánea. Su obra se sitúa en el contexto del siglo XIX, como reacción crítica frente al racionalismo ilustrado, el idealismo hegeliano y la tradición metafísica occidental inaugurada por Platón. Nietzsche forma parte de lo que Paul Ricoeur llamó la «filosofía de la sospecha», junto con Marx y Freud, por su interés en desenmascarar las ilusiones de la cultura occidental.
Dentro de esta crítica, Nietzsche carga contra la oposición platónica entre el mundo sensible y el mundo inteligible. Para Platón, lo verdaderamente real es lo eterno e inmutable, lo que lleva a despreciar el mundo de los sentidos. Nietzsche identifica esta actitud como el inicio de un «nihilismo activo», que culmina en la negación de la vida. Frente a esta postura, Nietzsche reivindica la figura de Heráclito, quien había afirmado que todo fluye (panta rhei) y había asumido el devenir como esencia del ser.
Kant, aunque desde una perspectiva distinta, también reproduce la desconfianza hacia los sentidos al declarar que solo conocemos los fenómenos y no las cosas en sí. Nietzsche ve en esto una forma más sofisticada del mismo error. Asimismo, puede mencionarse a Descartes, quien en su búsqueda de certeza se apoyó en la razón como único medio fiable de conocimiento y desconfiaba radicalmente de los sentidos, al punto de considerarlos una posible fuente de error. Esta desvalorización de la experiencia sensible también contribuye, según Nietzsche, a la construcción de una filosofía desligada del cuerpo y del devenir.
En suma, Nietzsche denuncia el proyecto tradicional de la filosofía por su voluntad de negar la vida. Frente a ello, propone una filosofía afirmativa, que acepte el devenir, la corporalidad y el placer como condiciones esenciales de la existencia auténtica.
Sobre el comentario:
Este comentario texto de Nietzsche que salió en 2024 en la selectividad en Valencia pone de relieve la importancia de comprender no solo las ideas del autor, sino también el contexto crítico desde el que lanza su filosofía. Enfrentarse a Nietzsche en la EBAU no es solo una cuestión de memorizar conceptos, sino de captar el alcance de su crítica a toda una tradición de pensamiento. Entender la idiosincrasia de los filósofos como una patología de la razón nos permite acceder a una lectura radicalmente vitalista de la filosofía. Esta perspectiva es clave para destacar en los comentarios filosóficos de la prueba de acceso a la universidad en la Comunidad Valenciana.